¡Buenos días!
Definitivamente, nuestros campamentos 2012 han llegado a su fin. Un momento triste para todos, pero que llega con la satisfacción del trabajo bien hecho, y sobre todo, con la certeza de que los niños, en los tres turnos, se lo han pasado mejor que nunca.
Sin embargo, tiempo habrá de hacer balances generales, aquí estamos para contarles, como hemos venido haciendo durante todo el turno, lo que ocurrió por Saldaña el domingo y por Saldaña y Gijón ayer lunes.
El domingo amanecía soleado por Saldaña, dejando ya a un lado definitivamente las nubes y lluvias que tan de cabeza nos habían traído días atrás. Gracias a ello, nuestros itinerantes caminaban despreocupados, realizando sus últimos kilómetros antes de regresar a la casa.
Tras el desayuno, nuestros chicos y chicas de 1º y 2º ESO, ocupaban la mañana en un Taller de recordatorios, pues si una cosa bonita e importante tienen los campamentos, es hacer amigos, y tras 10 días de convivencia, unas firmas y dedicatorias es un recuerdo increíble, que muchos guardan para siempre. Así, entre firmas, dedicatorias y contactos de Tuenti, llegábamos al tiempo libre y de piscina, al que seguiría, antes de comer, otro espacio de tiempo dedicado a ir preparando las maletas y dejando a punto las cabañas, para ahorrar tiempo el día siguiente.
Por la tarde llegaba uno de los momentos que más nervios crea en los acampados año tras año: las votaciones. Ellos mismos, los acampados de 1º y 2º ESO, con sus votos, escogen a los compañeros y monitores que consideran más guapos, más simpáticos, más deportistas, más chulos...
Tras las votaciones y el tiempo de piscina, era el momento de recibir a los chicos de itinerante, que regresaban al campamento entre vítores, globos de agua y al grito de ¿Cuántos somos? UNO SOLO, que no hace sino demostrar la unión y la atmósfera tan especial que se crea en este campamento.
De nuevo, estábamos todos juntos, por lo que durante la cena (hamburguesa con patatas), el comedor volvió a tener muchísima vida, con prácticamente todas las mesas ocupadas.
Tras la cena, llegaba el baile de maletas, con su vestido aquí-vestido allí, su pelo así-pelo asá, y es que era la última noche, la fiesta fin de campamento y eso se merecía las mejores galas posibles.
Una vez preparados, nos dividimos para realizar nuestras entregas de premios, por un lado 1º-2º y por otro 3º-4º. Estos últimos, por la tarde, ya habían tenido una reunión final, en la que evaluar todo lo vivido y dar gracias por tantos buenos momentos.
De todos los diplomas entregados, destacamos los concedidos por consenso de los monitores, los Premios Padre Cuesta al Super niño y Superniña del campamento que este año recayeron en Raquel de Frutos y Santiago Felgueroso.
Así, por fin entregados todos los diplomas y tras pasar por nuestro fantástico photocall, daba comienzo la Fiesta Final de turno, en la que durante casi 2h nuestros chicos y chicas no dejaron de bailar y pasárselo en grande hasta los últimos instantes, cuando la pena ya les invadía y las lágrimas se dejaban entrever, aunque no se harían patentes verdaderamente hasta la mañana siguiente.
Tras esta bonita noche, el maldito último día llegaba entre comentarios de No me quiero ir, No quiero que se acabe, 11 días son pocos, este turno tendría que durar 15, Os voy a echar mucho de menos... pero la realidad es que todos, muy a nuestro pesar, nos teníamos que ir. Para los monitores fue una mañana muy ajetreada, pues todo tenía que quedar recogido y empaquetado para volver a Gijón. Mientras tanto, los niños una vez hechas sus maletas y recogidas sus cabañas, tuvieron tiempo para seguir firmando recordatorios, hacer fotos de despedida y seguir hablando y reforzando esas nuevas amistades creadas estos días.
Tras esto, al borde de las 13 del mediodía los autobuses se ponían en marcha rumbo a Gijón, donde llegarían sobre las 16.30, tras haber parado durante una hora para comer y descansar.
La tarde tenía el claro objetivo de cerrar el campamento en familia, por lo que poco después de las 17.30, comenzaba la eucaristía en la iglesia del Colegio, oficiada por el párroco, el Padre Peco. Una misa bonita y emotiva, en la que mediante una presentación hecha por el propio jesuita, pudimos recordar los momentos vividos, y dar gracias por ellos.
Tras esto, la guinda final era la merienda, en la que todos juntos pudimos hablar y compartir mantel, momentos muy propicios para los reencuentros con amigos que no pudieron acompañarnos en el campamento, o para que los padres pudieran poner cara a los monitores y viceversa.
En definitiva, la mejor forma de cerrar estos magníficos 11 días, porque realmente así ha sido. Muchos llegaban con la incertidumbre y las dudas de la nueva instalación, con el recuerdo de grandes años pasados, pero lo importante son las personas y no los lugares, y con esta máxima, hemos conseguido hacer de este nuevo lugar nuestro hogar, sacando adelante un grandísimo campamento.
Con esto llegamos al final. Desde aquí queremos agradecerle en primer lugar que nos confiaran a sus hijos y en segundo lugar, que hayan hecho un seguimiento tan continuo de nuestro blog, deseando que haya sido de su agrado.
Por otro lado, no podría acabar esta última crónica sin darles la enhorabuena y las gracias a mis compañeros monitores, directores y demás miembros del equipo que de manera altruista trabaja en este campamento. Lo dije en la crónica final del Primer Turno, y también lo dijo el director del segundo turno en sus crónicas, pero realmente es necesario repetirlo, pues es digno de la mayor admiración el trabajo que hacen para que sus hijos se lo pasen en grande.
Solo nos queda decirles que ya estamos preparando los campamentos del año que viene, y sobre todo, que les esperamos. No nos fallen, nosotros no lo haremos.
Muchas gracias por compartir y acompañar a nuestros hijos estos once días.
ResponderEliminarAgradeceros también el esfuerzo que habéis realizado informándonos cada día con fotos, crónicas, videos... era como estar allí con vosotros!